El rol de los padres en el tratamiento infantil
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El rol fundamental de los padres en el tratamiento infantil
En el ámbito de la psicología infantil, la colaboración entre padres y terapeuta lo considero un pilar fundamental para el éxito del tratamiento.
Esta sinergia permite abordar las problemáticas del niño desde una perspectiva integral, tomando en cuenta la influencia crucial que ejerce la dinámica familiar en su desarrollo.
La relación entre padres e hijos es un vínculo profundo que trasciende la mera interacción cotidiana. A través de este lazo los niños internalizan valores, conductas y patrones de pensamiento que moldean su identidad y percepción del mundo.
Los padres, ya sea de manera consciente o inconsciente, transmiten a sus hijos un bagaje de experiencias, miedos, carencias, ideales y normas. Estas "herencias" emocionales influyen directamente en la constitución psíquica del niño, sentando las bases sobre las cuales construirá su propia imagen y la forma de ver el mundo.
El niño, en su fragilidad e inocencia, funciona como un espejo que refleja las emociones, expectativas y conflictos internos de sus padres. Esta proyección puede generar reacciones desmedidas e irracionales ante las conductas del niño, especialmente cuando estas se perciben como una amenaza a la imagen idealizada que los padres han construido.
Es común que los padres, agobiados por las dificultades que presenta su hijo, lleguen a terapia buscando contención y orientación. Se encuentran desbordados emocionalmente, sin saber cómo abordar las conductas desafiantes del niño y luchando por encontrar un espacio donde descargar sus frustraciones y temores.
Muchos padres llegan con la esperanza de que el terapeuta les proporcione una solución mágica e instantánea a los problemas de su hijo. Sin embargo, es fundamental comprender que la conducta humana es compleja y que no existe una fórmula única que pueda aplicarse a todos los casos.
Trabajo en equipo:
El trabajo con padres en el contexto del tratamiento infantil no se limita a ofrecer recetas o consejos preestablecidos. Por el contrario, se centra en la comprensión profunda de la dinámica familiar, las experiencias vividas por cada miembro y las formas en que estas influyen en el comportamiento del niño.
La terapia brinda a los padres un espacio seguro y libre de juicios donde pueden expresar libremente sus emociones,miedos y angustias. Esta validación emocional es crucial para iniciar un proceso de transformación interna y comenzar a comprender los patrones que subyacen a las dificultades del niño.
Transformando la mirada:
A medida que los padres se abren al proceso de autoconocimiento y comprenden sus propias historias personales, pueden comenzar a ver a su hijo con una mirada más empática y compasiva. Esto permite abrir nuevas vías de comunicación y apoyo.
Para poder ser el sostén emocional de un hijo, es fundamental que el padre primero se sostenga a sí mismo. Esto implica trabajar en el propio bienestar emocional, desarrollar herramientas para afrontar las dificultades y cultivar una autoestima saludable.
Al superar la idea de que las dificultades del niño no son permanentes, los padres pueden comenzar a visualizar un futuro esperanzador. Con el apoyo adecuado y un enfoque en la transformación interna, es posible generar cambios positivos y construir una relación más sólida y saludable con su hijo.
Conclusión
El trabajo con padres en el tratamiento infantil es un proceso fundamental que permite abordar las problemáticas del niño desde una perspectiva integral, tomando en cuenta la influencia crucial de la dinámica familiar. A través de la escucha activa, la validación emocional y el trabajo en conjunto, padres y terapeuta podemos colaborar para crear un entorno más favorable para el desarrollo y bienestar del niño.
Agustina Pérez Gomar
Licenciada en Psicología, especialista en psicoanálisis con niños y adolescentes
En el ámbito de la psicología infantil, la colaboración entre padres y terapeuta lo considero un pilar fundamental para el éxito del tratamiento.
Esta sinergia permite abordar las problemáticas del niño desde una perspectiva integral, tomando en cuenta la influencia crucial que ejerce la dinámica familiar en su desarrollo.
La relación entre padres e hijos es un vínculo profundo que trasciende la mera interacción cotidiana. A través de este lazo los niños internalizan valores, conductas y patrones de pensamiento que moldean su identidad y percepción del mundo.
Los padres, ya sea de manera consciente o inconsciente, transmiten a sus hijos un bagaje de experiencias, miedos, carencias, ideales y normas. Estas "herencias" emocionales influyen directamente en la constitución psíquica del niño, sentando las bases sobre las cuales construirá su propia imagen y la forma de ver el mundo.
El niño, en su fragilidad e inocencia, funciona como un espejo que refleja las emociones, expectativas y conflictos internos de sus padres. Esta proyección puede generar reacciones desmedidas e irracionales ante las conductas del niño, especialmente cuando estas se perciben como una amenaza a la imagen idealizada que los padres han construido.
Es común que los padres, agobiados por las dificultades que presenta su hijo, lleguen a terapia buscando contención y orientación. Se encuentran desbordados emocionalmente, sin saber cómo abordar las conductas desafiantes del niño y luchando por encontrar un espacio donde descargar sus frustraciones y temores.
Muchos padres llegan con la esperanza de que el terapeuta les proporcione una solución mágica e instantánea a los problemas de su hijo. Sin embargo, es fundamental comprender que la conducta humana es compleja y que no existe una fórmula única que pueda aplicarse a todos los casos.
Trabajo en equipo:
El trabajo con padres en el contexto del tratamiento infantil no se limita a ofrecer recetas o consejos preestablecidos. Por el contrario, se centra en la comprensión profunda de la dinámica familiar, las experiencias vividas por cada miembro y las formas en que estas influyen en el comportamiento del niño.
La terapia brinda a los padres un espacio seguro y libre de juicios donde pueden expresar libremente sus emociones,miedos y angustias. Esta validación emocional es crucial para iniciar un proceso de transformación interna y comenzar a comprender los patrones que subyacen a las dificultades del niño.
Transformando la mirada:
A medida que los padres se abren al proceso de autoconocimiento y comprenden sus propias historias personales, pueden comenzar a ver a su hijo con una mirada más empática y compasiva. Esto permite abrir nuevas vías de comunicación y apoyo.
Para poder ser el sostén emocional de un hijo, es fundamental que el padre primero se sostenga a sí mismo. Esto implica trabajar en el propio bienestar emocional, desarrollar herramientas para afrontar las dificultades y cultivar una autoestima saludable.
Al superar la idea de que las dificultades del niño no son permanentes, los padres pueden comenzar a visualizar un futuro esperanzador. Con el apoyo adecuado y un enfoque en la transformación interna, es posible generar cambios positivos y construir una relación más sólida y saludable con su hijo.
Conclusión
El trabajo con padres en el tratamiento infantil es un proceso fundamental que permite abordar las problemáticas del niño desde una perspectiva integral, tomando en cuenta la influencia crucial de la dinámica familiar. A través de la escucha activa, la validación emocional y el trabajo en conjunto, padres y terapeuta podemos colaborar para crear un entorno más favorable para el desarrollo y bienestar del niño.
Agustina Pérez Gomar
Licenciada en Psicología, especialista en psicoanálisis con niños y adolescentes